La agricultura Natural siempre ha fascinado a los botánicos, y una de las razones es porque
ellos son unos grandes contempladores de la Naturaleza, sin embargo, como buenos
científicos que son en su mayoría, están acostumbrados a observarla desde el método, es decir
desde afuera. La botánica, algo inalcanzable para mí, siempre me ha fascinado; yo creo que
todos los amantes de la Naturaleza llevamos en nuestro regazo ese sentimiento de admiración
por la botánica, es apasionante conocer los nombres de las cosas que percibimos y sus
particularidades. Sin duda es un conocimiento de una gran belleza que nos exalta sobremanera
y nos ayuda muchísimo a realizarnos en el ejercicio de la contemplación.
Pero no deja de serciencia, y la ciencia, al menos la clásica, suele mirar las cosas desde la estrategia, elprocedimiento, el modo ordenado y sistemático que conlleva siempre todo método, y que nos
separa de lo observado, por falta de realización completada con la práctica del crecer como un
vegetal, por ejemplo, aunque el individuo observador ponga todo el corazón.
Cuando incorporé el quinto principio del “no-hacer” a la agricultura Natural, lo hice para poder
exaltar la negación de los cuatro principios fukuokianos, de tal manera que todos tocasen los
cimientos del extremo que se abren precisamente a la no negación. Método viene del griego –
Methodos-, en su origen significaba camino o vía, hoy, sin embargo, debido al cientifismo
propio de la cultura heredada, ya no significa eso, pues ya “camino” o “vía” cumplen esa
función semántica.
El lenguaje se torna en circunstancias que la realidad va componiendo. Por
estas razones, no podemos decir que la Agricultura Natural tenga método -que no significa que
no tenga un camino o una vía-, significa que no tiene procedimientos o estrategias concretas
que la identifiquen como tal, entre otras muchísimas cosas porque podría contenerlas todas,
tal y como hemos visto en la filosofía de Vida Natural Consciente.
Y por todas estas razones, tampoco podemos hablar de método Fukuoka, también porque, entre otras cosas, él fue el primero que rechazó el método, el nombre. Así como también debemos rechazar cualquier método de cualquier individuo que intente una individualización, llámese como se llame.
La agricultura Natural es universal, nos concierne a todos, es el mejor futuro posible para los
humanos, por ello es un error considerarla en un método concreto. Fukuoka dejó huecos, es
normal, no le dio tiempo y ya hizo bastante con inventarla, sus negaciones quedaron sueltas y
fueron terriblemente asaltadas por la mayoría de los agricultores del mundo. Comenzaron, con
una idea falsa de agricultura natural, a inventar nombres como sinérgico, o regenerativo, y un
montón de cosas más, hasta dejar a la agricultura Natural nublada, silenciada, escondida en el
acontecimiento histórico.
Hasta que unos americanos, herederos defensores de la gran occidental ciencia, no
descubrieron el llamado “método Fukuoka”, su agricultura fue absolutamente una
desconocida. Debemos dar gracias al método, porque nos hizo saber de Fukuoka. Él tenía un
método y muy científico, que son las bolitas de semilla, y tenía una forma particular de cultivar
que también contenía un método, que podría ser muy científico también, si quisiéramos. El
método no podemos negar que exista, como existimos las personas. Empero, debemos
recordarnos y averiguar que la agricultura Natural no puede ser el “método fukuoka”, porque
ese método de cultivo particular fue realizado en unas determinadas condiciones climáticas y
medioambientales que, por ejemplo, no se dan en la mayoría de la península ibérica.
Es muy posible que podamos entender, gracias a los tres principios secundarios que también he
incorporado, que la negación declarada de los primeros principios básicos (”no arar”, “no
compost elaborado”, etc.) sean la más pura alegoría a la inclusión de todo. Con los nuevos
principios, nos asentamos en la seguridad de que la realización propia es de cada cual, en
tierra y práctica, y nos ensalza el “sí” de la Vida, el que nos deja ser y actuar positivamente, sin
prohibiciones, ni miedos y en completa libertad. Y así, el método de “María”, o de “Juan”, o
de “Inés”, o de “Pedro”, o de cualquiera de nosotros, es tan maravillosamente elevado como
el de Fukuoka. Eso es lo que él hubiera querido, y eso es lo que yo también quiero. Dejemos de
ensalzar los ídolos-personajes, dejemos de ensalzar los nombres, seamos todos, nosotros
mismos –Marías, Juanes,…-, con nuestro propio método, sintiéndonos agricultores naturales
plenamente realizados desde el primer momento que decidimos serlo. La mejor manera de
encumbrar la obra de Fukuoka y darle honor a su maravilloso mensaje, es poniendo nuestras
manos a la obra, ensalzándonos a nosotros mismos dentro de nuestra propia realización, con
un mismo nombre que se llama agricultura Natural, de todos y para todos.
Juan Benítez Jamchen 23/julio/2018