Antes de poder hablar de espiritual, debemos ir primero al significado origen de la misma palabra. Del latín spirare, nos viene el término, y significaba, “soplar”, “aliento de vida”, etc. Antes de los latinos, se usaron otras palabras, que dieron lugar a otros términos, como alma, entre otras, pero, todas ellas significaban lo mismo que alegorizaron los latinos con spirare.
Aunque este espacio nos lleva muy lejos en el tiempo y alcanza tiempos muy remotos, ciertamente, fueron los griegos más modernos, como Platón y Aristóteles, los que le ensalzaron connotaciones más concretas y universales al término espíritu, refiriéndose a la parte inmaterial del humano relacionadas directamente con la razón. Esta parte inteligible, lejos ya de ser un acontecimiento puramente físico, alcanzó, en las tradiciones occidentales, cotas diversas dentro del rango “la razón”, algo que aprovechó muy bien una clase de ciencia posterior hasta llegar a nuestros días, donde, en base a la estipulación aristotélica, sobre todo, terminó acotándose un espacio fronterizo de una razón casi totalitarista. Sin embargo, más allá de toda consideración racionalista, dentro del ámbito del conocimiento, también en lo espiritual quedaron englobados todos aquellos acontecimientos inmateriales del humano, y eso incluía vertientes conceptuales y experimentales múltiples.
Sea como fuere, con la base de conocimiento que existe hasta ahora, desde su más antigua concepción y a pesar de sus diversidad y divisiones, no sólo, no podemos disgregar la espiritualidad del conocimiento humano, sino que lo espiritual, es la base de todo conocimiento humano. La razón de ello es simple, sea racionalista o no lo sea, lo espiritual es todo aquello que pertenece al rango de lo inmaterial, y no hay nada más inmaterial que la razón humana.
Hoy día, debido a esta multiplicidad y a los condicionantes de las mismas teorías del conocimiento, el mundo del pensamiento humano se encuentra dividido entre el conocimiento positivista y el conocimiento espiritual. Como hemos visto, esta separación no tiene sentido alguno, pues ambas son consideraciones de la misma parte inmaterial, con lo que, no es lo espiritual lo que marca la diferencia, sino, que sea totalitaria en un sentido más racionalista, o menos racionalista.
Desde la visión de la filosofía de Vida Natural Consciente (VNC), las dos partes son integrantes y pertenecientes a lo inmaterial, y no tienen porqué quedar separadas en sus maneras esenciales. Aunque puedan llegar a separarse, en algún momento dado y por condición natural de compresión del pensamiento, el grado de integración permite una templanza de las dos inclinaciones naturales. Al final, queda explícito que lo espiritual es base de conocimiento racional y conlleva, al mismo tiempo, el conocimiento sensible, o corporal, también -en todos los ámbitos posibles, tanto objetivos como subjetivos-.
Así quedó expresado ampliamente en el libro 2 de V.N.C., tanto en sus interpretaciones generales, como en aquellas de aplicación dentro de la Permacultura y de la Agricultura Natural, pero debemos acercarnos un poco también a lo que fue dicho anteriormente, pues ello fue también base de estos estudios más recientes de la consciencia y de lo natural.
Bill Mollison, uno de los padres de la Permacultura, aseguró, con sus mismas palabras, que “Fukuoka ha establecido de la mejor manera quizás la filosofía básica de la permacultura”. Y fue el mismo Fukuoka, el que dijo también que “el fin último de la agricultura natural no es el cultivo de las plantas sino el cultivo y perfección de los seres humanos”. Toda la filosofía fukuokiana, de hecho, está basada, en la incorporación de ese rango espiritual humano enlazado con lo natural.
Sin embargo, David Holmgren, el otro padre de la permcultura, en relación a lo espiritual, afirma que: “Por mi parte, estoy orgulloso de mi crianza atea, en la que los valores humanísticos definieron la estructura ética para el mundo racional; pero también acepto que, a través del proyecto de permacultura, mi vida ha sido conducida poco a poco hacia cierta condescendencia y perspectiva espirituales que aún no están muy claras. Negar esto, basado en la evidencia, sería irracional.” Holmgren habla también de espiritualidad inclusiva, además de una posible unión de religión y ciencia.
Es base sobrada para mostrar, con toda claridad que, con estas últimas palabras y lo que podemos saber de esta línea permacultora, aún con sus inclinaciones cientifistas, deja un abanico amplio para la Consciencia y la espiritualidad. Ni que decir tiene, pues ya está dicho, que las líneas permacultoras, que se expresan explícitamente como naturales y conscientes, no albergan duda alguna sobre esta integración.
La espiritualidad es solo humana??, Estáis seguros?
Interesante Manuel jover. Este artículo supone una primera toma de posiciones para comprendernos, en cuanto a lo espiritual, dentro del balanceo y la templanza que conllevan las filosofías indeterminables de la Agricultura Natural y la Permaculturas naturales conscientes.
Se han tomado referencias aristotélicas para tomar impulso sobre lo que hoy supone el conocimiento humano, desde sus grados extremos que nos han llevado a separar las dos concepciones espiritualidad y ciencia. Cuando, en realidad, no existe motivo, ni etimológico, ni conceptual originario, para que exista tal separación. Pero eso es solo referencial, el punto de partida real y efectivo, que engloba el significado certero de “espiritualidad”, “ciencia”, “conocimiento”, etc., vendrá poco a poco, en próximos trabajos analíticos y a través de las propias experiencias intersubjetivas que están sucediendo hoy.
como pequeña introducción, comentar que, lo espiritual, siendo lo inmaterial, contrario a la materia, engloba la razón -lo analítico-, pero no sólo ella, también engloba lo sensible y lo emocional. Creo que aquí contestamos a tu pregunta.
Excelente forma de amalgama entre ciencia y espíritu . La gracia es que el eje. Central debe ser lo espiritual .de lo contrario no duraría mucho la protección .